domingo, 28 de noviembre de 2010

"Días de vino y rosas"

Cuando llegué a casa me di cuenta enseguida de que algo no no iba como debería ir. Era tarde, pasadas ya varias horas desde que el reloj marcara la media noche. Había estado fuera todo el día en la calle, deambulando de un sitio a otro, bebiendo cerveza en cada sucio bar que encontraba en mi camino. Así me dieron las tantas, pero realmente me daba igual. Todo me daba igual. ¿Que mas podía perder?

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Miro la hora algo borrosa; 23:30.. creo. Agarro la jarra con las pocas fuerzas que me quedan y echo otro trago hasta ver el fondo de cristal, la dejo en la barra y pido otra. Mientras fuera empieza a llover. Me giro de nuevo al barman;

-Ves, el hombre del tiempo se ha vuelto a equivocar.
-¿Como dices?. Si dijo claramente que llovería.
-No. Dijo que lloverá hoy. Mira la hora, ya es casi mañana
-Ya bueno.. En cierto modo tienes razón. Oye..
-¿Dime? -Echo otro trago-.
-Como bien dices ya es casi medianoche, ¿no estará esperándote tu chica en casa?
-Sí, pero.. -Enmudecí-.

Ella. Ella es una persona especial. Capaz de perdonar siempre todos mis errores y mis malas acciones. Capaz de haber logrado aguantar a mi lado en los malos momentos que le dí por culpa de mi mala cabeza, de mis problemas con todo, con todos y con el mundo en general. Ella es especial. Y yo ahora se que la estoy fallando estando aquí, volviendo a beber sin control. ¿Pero que voy a hacer? Como voy a contarla que hoy una vez mas me deje llevar por mis impulsos. Como voy a contarla que hoy por mi culpa me había quedado sin trabajo. Solo quiero beber...

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Enciendo la luz del pasillo y dejo la chaqueta empapada en perchero de la entrada. A duras penas recorro el pasillo dando tumbos hasta llegar a la sala de estar. Enciendo la luz, me dejo caer en el sofa y miro al rededor pensando en que será de nosotros a partir de ahora.

Abro los ojos. Aun es de noche, parece que me quedé un rato dormido. Me incorporo como puedo y echo un vistazo a la oscura sala, buscando el porque de tal perturbadora tranquilidad en una noche tan lluviosa como esta. Me levanto, camino con esfuerzo hacia el pasillo de las habitaciones, pero algo llama mi atención; una nota. Una nota escrita a mano que se encuentra estrategicamente en una de las estanterías de la biblioteca, apoyada en los libros. Me acerco;


"No puedo, de verdad. Cada vez que te vuelvo a ver así se me encoge el corazón, me duele el pecho, el estomago, mis manos tiemblan, mi mente se colapsa, mis ojos se cristalizan, no puedo. Cada palabra tuya de perdón me hunde un poco mas en aquellos malos recuerdos, es mi fin, nuestro fin.."

Dejo caer la nota suavemente al suelo. Mis visión se nubla. Mis piernas tiemblan, fallan. Me desplomo. Todo queda a oscuras..



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